Las relaciones de la empresa con la sociedad se vieron sumamente afectadas de manera negativa debido a las decisiones erróneas que tomaron, el ex presidente de la compañía, Kenneth Lay, y el ex consejero delegado, Jeffrey Skilling.
Debido al fraude cometido por estos altos ejecutivos, muchas personas perdieron grandes sumas de dinero. No perdieron únicamente los miembros de la organización, al quedar desempleados sino que también perdieron muchas personas, ajenas a la empresa, que habían invertido dinero en las acciones de ENRON, que aparentemente se encontraba en perfecto estado.
Es así, que debido a las decisiones tomadas por Lay y Skilling, no solo se vio afectada la empresa sino también millones de personas que tenían puestos sus ahorros en ella. Asimismo se puede afirmar que estos ejecutivos no supieron cómo lidiar con este dilema supra organizacional ya que al hacerse las tres preguntas que plantea Badaracco, las respuestas no son las óptimas.
En primer lugar, Badaracco plantea la pregunta de si se ha hecho todo lo posible para asegurar la posición y afirmar la fortaleza de la organización. Dando respuesta a esta pregunta se puede deducir que estos ejecutivos no hicieron todo lo posible sino que optaron por lo más fácil que era esconder sus pérdidas en otras empresas, creadas por ellos, para seguir pareciendo rentables; sin embargo, si estos hubiesen tratado de hacer todo lo posible, hubieran optado por emplear alguna nueva estrategia que los ayudase a reducir pérdidas, aunque, por supuesto, este sería un plan a largo plazo y durante algún periodo hubiesen perdido su nivel de empresa altamente rentable, precio que al parecer no estaban dispuestos a pagar.
En segundo lugar, se encuentra la pregunta de si se ha hecho todo lo posible para pensar creativamente en el rol de la institución con respecto a la sociedad y a los constituyentes. La respuesta a esta pregunta es que no, ya que ni siquiera pensaron un momento en la sociedad, solo pensaron en sí mismos, en sus propios intereses. No pensaron en las consecuencias que este fraude traería a la comunidad ni a la misma empresa. No se pusieron a pensar en cómo las decisiones que estaban tomando afectarían negativamente a las personas que habían confiado en la credibilidad de ENRON y que habían puesto sus ahorros en ella.
Por último, con respecto a la pregunta de si en esta situación, el líder debe jugar al león (liderazgo inspirador) o al zorro (astucia y sagacidad), se puede deducir que el líder, en este caso, Kenneth Lay, optó por el segundo ya que tuvo gran astucia al pensar en esta opción como una forma de ocultar los problemas de su empresa. Sin embargo, al ser aplicada en pro de una ambición desmedida esta acción tuvo consecuencias sumamente negativas, tanto dentro como fuera de la organización.
En conclusión, tanto Lay como Skilling no tuvieron reparos en engañar de esa manera a la comunidad y en afectar sus intereses. No vieron o no quisieron ver que las acciones que estaban cometiendo no los afectaban a ellos únicamente, sino a millones de personas más. Este fue un suceso que marcó un hito en la historia debido a la gravedad de las consecuencias políticas, económicas e internacionales que trajo consigo el descubrimiento de dicho fraude.
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